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La Aldea:
un refugio para las marcas de moda

Hay espacios que son mucho más que un lugar físico. La Aldea, ubicada en el corazón verde de Pilar, es una declaración de principios: en medio de un mundo acelerado, pide pausa para conectar con el buen comer, el diseño y la naturaleza.

Una comunidad creativa donde la competencia no existe: las marcas se potencian entre sí. En La Aldea, habitan Caprichos del Rey, Blue Sheep BA, Anushka Elliot, Mina Concept, Holi por Dolores Barreiro, Puli D Shoes, Las Sureñas y Fiskyn Zapatos, pero esperan con emoción que muchos otros emprendimientos más se sumen a la comunidad. 

La Aldea

La Aldea, ubicada en la Colectora Este Km. 44, no nació de la casualidad. Es el resultado de una visión compartida y una construcción colectiva. Un proyecto vivo que se alimenta del compromiso de sus habitantes, del respeto por la naturaleza y del deseo de conectar con lo esencial. Desde su diseño arquitectónico responsable hasta su curaduría consciente, todo está pensado para generar una experiencia sólida, honesta y armónica.

Las Marcas

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Las marcas que forman parte de La Aldea no solo venden productos: cuentan historias. Muchas nacieron en plena pandemia, como respuesta creativa y resiliente ante el caos. Otras ya tenían trayectoria, pero encontraron en este lugar una nueva energía. Todas tienen algo en común: una búsqueda clara de identidad, y una profunda convicción de que se puede emprender desde el alma.

Desde Caprichos del Rey, nacido de la pasión de Pato y Damián por lo simple y auténtico, hasta Blue Sheep, que apostó a La Aldea cuando el lugar era apenas una promesa. Mina Concept, Holli por Dolores Barreiro, Puli D, Las Sureñas y Anushka Eliot, entre tantas otras, hacen de este espacio un crisol de creatividad y propósito. ¿El lema compartido? Vender experiencias, no sólo productos.

El proyecto

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En el universo de La Aldea, la dirección de moda está a cargo de Pitu Di Marco, una referente indiscutida de proyectos de moda. Su llegada a La Aldea fue una decisión intuitiva: desde Miami, donde residía, supo que tenía que volver para formar parte de este sueño.

Lo que más me enriquece es saber que hay un contenido muy trabajado y mucho corazón. Eso es lo que más me cautiva“, dice Pitu, con la humildad de quien sabe liderar desde la sensibilidad.

Ella no sólo acompaña el proceso creativo de las marcas, sino que aporta una mirada curatorial que eleva. Su objetivo no es imponer una estética, sino amplificar lo que cada marca tiene para decir desde su ADN. Agradece a sus colegas, honra al equipo, y reconoce especialmente a Máximo, dueño del espacio, uno de los pilares claves de este entramado.

Otro de los grandes pilares de este proyecto es Máximo Bruski, director de La Aldea y está encargado del proyecto de nuevos locales de rubros gastronómicos y decoración en el lugar.

Un proyecto en común

La naturaleza nos da el marco necesario”, se repite entre quienes forman parte del proyecto. Senderos vivos, mariposas, aves y vegetación se mezclan con el recorrido de los visitantes, creando un ecosistema donde lo natural y lo humano conviven con respeto. 

Como dijo una de las emprendedoras: “Antes las marcas competían, pero hoy hay lugar para todos. La Aldea reúne estos valores.” Acá se mezclan, se suman, se animan a crecer juntas. 

Cada marca, una historia

Caprichos del rey

Creada por Pato y Damián, dos comunicadores que decidieron emprender desde el disfrute. Con 9 años de historia, su marca es una celebración de lo simple y lo bello. En La Aldea encontraron un hogar donde la calidez y la escucha a la clienta son parte de cada prenda. “Vendemos experiencias, no solo ropa”, cuentan con orgullo.

Blue
Sheep

Cata Chavanne fue una de las primeras en llegar, cuando solo había un restaurante y un gran terreno por soñar. Apostó a la intuición. Hoy su local convive con lo verde y respira creatividad. Su propuesta se mantiene firme: moda consciente, artesanal y con raíces.

Mina
Concept

De la mano de Paloma Mansilla, nació durante la pandemia como una forma de reconectar con lo argentino, con lo cercano. Su tienda reúne objetos y ropa con impronta nacional, y se convirtió en una parada obligada dentro del paseo.

Holi por Dolores Barreiro

Desde Europa, Dolores sigue vinculada al proyecto que la vio crecer. Después de años en Paseo Alcorta, su marca encontró en La Aldea un nuevo lenguaje. Allí, la moda dialoga con la tierra y se viste de texturas, cuero, yute y propuestas que se anticipan.


Puli D

Pilu, su creadora, lo dice sin vueltas: “Cuando vine acá me enamoré”. Apasionada por los zapatos y convencida del valor del trabajo en equipo, reconoce que este lugar le enseñó otra forma de hacer. Una donde hay que cambiar la mentalidad: “Antes las marcas competían, hoy nos potenciamos.”

Las
Sureñas

Luli transmite su entusiasmo en cada palabra: “Sigue siendo una experiencia enriquecedora. Somos muy lanzadas. La vida es una aventura.” Su propuesta es fresca, joven y conectada con las emociones.

Fiskyn
Zapatos

Silvina, su fundadora, lo resume con contundencia: “Encontré mi lugar acá en La Aldea.” Su marca refleja esa búsqueda de pertenencia y la tranquilidad que solo un entorno natural puede dar.

Anushka
Elliot

Con una fusión de tradiciones de Argentina, Uruguay y el vínculo con la Madre Tierra, la marca aprovechó el espacio de La Aldea para desplegar su universo de prendas bordadas a mano, atemporales y pensadas para perdurar en el tiempo.

Visitar La Aldea es entrar en un universo que se construye con respeto, con diseño, con propósito. Es una pausa para reconectar con lo esencial, un refugio para el alma emprendedora. Y también, una invitación a vivir la “Pura Experencia”, aquella que sucede cuando el talento se junta con la autenticidad.